3.06.2009

Luchando de rodillas

Talvez al principio parezca imposible el hecho de levantarme, talvez me sienta peor y con ganas de tirarme, de entregarme a esa sombra amenzante, antes que pedir ayuda, de darte las armas para lastimarme una y otra vez como lo has hecho en el pasado, pero no puedo permitir fallar, es justo ahora cuando no debo rendirme, cuando las cosas podrían cambiar con tan sólo un intento; y a pesar de todo, tengo miedo a seguir cayendo cuando creí que había llegado al suelo... sin embargo, me doy cuenta de que es posible caer por un túnel infinito mientras la vida misma no se apague del todo.

2.09.2009

Juego de princesas.

-Mami, ¿por qué no me miras? ¿Por qué no contestas, ni volteas? Creo que me miras de reojo, pero no estoy segura... ¿Estaré muerta?-
La pequeña corría de un lado a otro, tomando uno a uno los, en cantidad media, juguetes.
-No, esto no puede ser la muerte, porque no estaría sufriendo… ¿o si? No entiendo. Debe ser la vida, pero no es lo que todos dicen. He sido engañada desde tiempo atrás, he creído estar en una historia de princesas hermosas, valles verdes enormes en donde todo es perfecto… he estado ahí, y he sido yo la princesa del reinado, tú siempre dijiste que era una princesa, papa, ¿verdad que aún lo soy? Dígame alguien que la imagen distorsionada que se refleja en los pedazos de espejo, es sólo un truco más de mi mente enfermiza durante estos últimos días.-
Y comenzó a recoger cada uno de los cristales esparcidos por la recámara en la que se encontraba, cada uno con un tono distinto de rojo.
-Si. Eso es, estoy en un sueño… uno de esos sueños terribles, que te hacen angustiarte, pero al final terminas burlándote de él, y sonríes feliz, aliviada de que tu realidad sea otra. Si, debe ser eso.-
Comenzó su pecho a gotear, ese sabor a fierro se hacía cada vez mas intenso, pero a ella no le molestaba el sabor, le molestaba el cristal enterrado en su pecho, justo al lado izquierdo. Se miró, tocó su sangre y sonrió, rió, se carcajeó.
-Quieren que me angustie, que lloré, que tema… Pero no. Ya sé en donde estoy, y si fuera la realidad, mamá me escucharía, papá correría en mi auxilio, aquél príncipe destinado a mí desde que nací, estaría a mi lado, para apoyarme en él, porque mis piernas no pueden sostenerse ya.- Siguió riendo amargamente, preguntándose porque le dolía todo esto, si era sólo un sueño. La sangre caía, cada vez más constante, tentativa, brillante, seductora… Se acostó en el piso, no sentía las manos, el frío se las había congelado, pero ella se empeñaba en que no podría sentirlo al despertar. Esa luz matutina entraría por el gran ventanal de su alcoba, la cálida brisa la arrullaría por la tarde. Miró el techo, al tiempo que tarareaba una vieja canción, se detuvo. Sombras. Un par de sombras la acompañaban.
-¿Eres tú, mami? ¿O tú, papá? ¿Han venido mis hermanas para hacerme sonreír? ¿O algún amigo sincero ha decidido aparecer? Ya quiero salir de aquí, esto duele demasiado. La sangre cae cada vez más incontrolable. El frío carcome mi ser, no puedo pensar… ni siquiera miro en donde estoy, es todo tan deforme y borroso, quiero sumirme aunque sea en la oscuridad, y no sentir más. ¿Voy a morir? Quiero morir.-
-Somos princesas igual que tú, venimos de un mundo parecido al tuyo, a ese que ya añoras, estamos aquí en forma de muñecas. Puede la porcelana ser preciosa, pero estamos siempre viviendo el frío. Estamos condenadas a sonreír para siempre, sin siquiera tener un corazón. Pero queremos hacerte compañía, queremos jugar contigo…-
Eran hermosas, cómo siempre creyó que era ella, en aquél reino suyo, claro. Aquí, el cristal enterrado en su pecho mostraba aún un reflejo burdo. Sonrió tristemente y aceptó, cerró el trato, entregándose a un juego con reglas predispuestas, con reglas mortales que no podría cambiar y estrictamente debía seguir, o se sumiría en un mundo de temor y dolor otra vez. Pero que pensaba, ella seguiría las reglas y pronto desaparecería el dolor. Ellas la estaban acompañando, de cualquier forma.
-Sí, si quiero jugar, aceptaré las reglas, las cumpliré, seré perfecta y volveré a mi mundo perfecto. Por favor, ayúdenme, no me dejen sola.- La pequeña princesa quería llorar, estaba alegre de no hallarse sola, pero algo oprimía su garganta, talvez el cristal había terminado por ahogarla. No, eran las lágrimas congeladas, que ya no podían brotar de sus ojos, desde tiempo atrás. Ahora deseaba llorar, sacar todo eso que sentía, pero algo se lo impedía.
-No llores, que pueden escucharte,- dijo la princesa más cercana a ella –en este juego, llorarás de otra forma que voy a mostrarte, te enseñaré a odiar ese dolor, te vengarás de él sangrándolo, vomitándolo, y no por los ojos, como quieren los demás. Tampoco lo retendrás.- Terminó de hablar, la pequeña princesa sonrió, era una idea maravillosa. Había estado desperfeccionando su cuerpo como vil plebeyo, había estado dejando que se burlaban mientras lloraba, durante los cinco años de su vida anterior, ¿Cómo era posible?
No más. Ella era una princesa, alguien especial, diferente. No sería una gorda más de la corte, no sería una fracasada, como esas personas que pateaban estando lastimadas. Lejos de que alguien la ayudara, se burlarían si la veían llorar. Mía no, ella estará siempre a su lado, le mostró un camino nuevo, uno en el que se deshará del dolor cada vez que pretenda penetrar dentro de ella, como un veneno rapidísimo, lo sacará ella antes. Le agradó tanto el juego de Mía, que durante el resto de la tarde se olvidó de Ana. No era eso justo, o no le parecía así a la hermosa muñeca. Es cierto que cuando uno conoce gente, se inclina más por alguna persona que por la otra, pero la princesa se había olvidado de Ana, debía repararse el daño.
-Princesa, también yo quiero jugar contigo… ¿Acaso quieres pasar el resto de tu vida así, con el juego de ella? Es un poco pesado… es cierto que mi juego es más difícil, pero es también menos pesado, con mejores ganancias… quiero también jugar contigo.- Dijo Ana al día siguiente, convenciendo a la princesa. Ana tenía razón, debía ganar la partida, adelantarse, ser la mejor, apresurarse. No podía hacer como que quería ganar, debía ganar. Así, la princesa fue turnándose los días para jugar con Ana y Mía.

1.31.2009

Pencey Prep ♥F

Fat and alone
You're on your own
And nobody's calling on your telephone
Things aren't getting any better
(you're fat and alone)
And you stretched out all your sweaters
(so fat and alone)
Things aren't getting any better
They never, no never
Fat and alone
You're out on your own
King of blubber
Sitting on your throne
Things aren't getting any brighter
(you're fat and alone)
And you're not getting any lighter
(you're fat and alone)
No never, no never, no never

You're so fat
You're so fat
SO FAT !

1.19.2009

Polvo de una misma estrella.


A veces, tengo ganas de que me sorprendas con tu descubrimento,
que te encuentres mis palabras, las comprendas y me quieras,
y no sé que tan grave estoy para decir que el mayor de los placeres,
me lo das cuando te asustas y te preocupo tanto que lloras.

Tampoco sé, cuanto sufrimiento trae consigo la lluvia,
que junta todas las lágrimas de la ciudad, y yo,
en esos días me siento bien, a gusto conmigo,
porque talvez sea el sufrimiento, lo que a mí
me da la fuerza y la sonrisa desdibujada de mi rostro.






No sé, talvez simplemente me gustaría algún día,
retratar nuestro amor con una espada atravesando nuestros cuerpos.

11.11.2008

Zombie Obligatorio


Sí, estoy "viva". Es decir, estoy obligada a seguir, a respirar y volver a caminar. Sobre todo, estoy obligada a seguir fingiendo esa sonrisa de "todo está bien" aunque nada lo esté en realidad, pero claro! es mucho más fácil pensar que esa niña con mirada triste vive "feliz" en un gran mundo lleno de color. Como sea, voy a seguir porque no puedo hacer nada mas, pero ya que voy a seguir, las cosas no serán como antes, no señor. Las cosas cambiarán, porque ya me harté de esto, no puedo cambiar EL mundo, este mundo de falsedad, pero si puedo manejar MI mundo.

No te preocupes, princesa, no estás sola. Soy una mas luchando por lo mismo que tú.. si entras a este blog y lees, espero encuentres un poco de confianza en mis palabras, o al menos un pequeño motivo para darte los ánimos necesarios para seguir. Todas pasamos por cosas crueles, pero ¿Qué sería de nuestras metas sin ello? En realidad, todo eso nos impulsa. Y aunque caigamos, nos levantaremos con mas fuerza, si alguna vez sientes que no puedes mas, pide mi mano y con gusto te ayudaré. : )